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Cultura

La directora del Coro Nacional de Cuba, Digna Guerra Ramírez, imparte en México el Taller de dirección coral comunitaria

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Trabajó durante tres días con las y los directores de coros de selección adscritos a los Semilleros de música impulsados por el Sistema Nacional de Fomento Musical.

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“El canto es una forma de expresión tan directa que viene del alma; rompe barreras, abre caminos y la gente es mucho más feliz, eso lo voy a decir siempre”, expresa en entrevista la directora del Coro Nacional de Cuba, Digna Guerra Ramírez, después de trabajar con directores de los coros de selección pertenecientes a los Semilleros de música, ubicados en la alcaldía Iztapalapa, Ciudad de México; Salamanca, Guanajuato; Ahome, Sinaloa, y de las capitales de los estados de San Luis Potosí y Veracruz.

Fueron cuatro días de intenso trabajo (dos sesiones al día) en este Taller de dirección coral comunitaria organizado por el Sistema Nacional de Fomento Musical, institución de la Secretaría de Cultura federal, con el apoyo del programa de cooperación multilateral, Iberorquestas Juveniles, perteneciente a la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), en el que también pianista y directora orquestal compartió su experiencia en este ámbito, que data de 1965, cuando fue nombrada directora del Coro de la Radio y la Televisión, hasta la fecha al frente del Coro Nacional de Cuba.

Junto a directores corales de la Ciudad de México, Guanajuato, San Luis Potosí, Sinaloa y Veracruz, Guerra Ramírez revisó aspectos como la técnica de dirección coral, el análisis musical previo, la propuesta interpretativa, la vocalización, el proceso de montaje de una obra, entre otros.

“Yo no sé, cual es el misterio, pero creo que alguien regó en México una semillita que se prendió en todas partes porque aquí hay grandes voces. Uno sale a cualquier esquina, o rincón de México y escucha unas voces que uno dice, ‘¡de dónde salió este o esta!’ Yo creo que es una cuestión de tradición porque México tiene una riqueza inagotable, en su folclor y en su música autóctona. Tiene voces formadas en las escuelas, pero las que se encuentran en las calles también son una maravilla, por eso hay que cuidarlas desde la infancia”, apunta la docente cubana, quien ha realizado trabajos de docencia en países como Jamaica, Panamá, Perú, Colombia, Argentina, Venezuela, España, Yugoslavia, Polonia, Alemania, Suecia, Noruega, Bélgica, Costa Rica, Canadá y Estados Unidos entre otros.

En este sentido, la decana nacida en La Habana señala que las voces deben formarse en la infancia con mucho cuidado, porque la laringe de niñas y niños se mueve muy lentamente sobre todo en la pubertad, cuando está a punto de entrar a la adolescencia.

“Hay que tener mucho cuidado con el tratamiento en esta etapa, tanto de niñas como en varones, sobre todo la de ellos porque su laringe se mueve a tirones mucho más grandes; mientras que la de ellas va mucho más lenta y se puede manejar. Muchos recomiendan que los varones no canten en este periodo, pero yo pienso que depende de quién los oriente y los dirija, porque las extensiones se le van acortando, o sea, si un niño cantaba de soprano y tenía casi dos octavas o una octava y un poco, en esta etapa de su desarrollo no, porque como la laringe va bajando se va reduciendo hasta que se asienta”, dijo

Cuidar durante los ensayos y sesiones de trabajo que niñas y niños no fuercen sus extensiones (ni muy grave ni muy agudo) fue el principal objetivo de este Taller de dirección coral comunitaria, junto con la técnica de dirección coral y el proceso de montaje de una obra, en el que el movimiento es fundamental porque, a decir de Digna Guerra Ramírez, porque se expresan y además les es muy atractivo.

“A los niños no los pueden poner a cantar como si fueran unas velas apagadas, porque los niños siempre están encendidos, entonces tienes que buscar alguna relación entre lo que están cantando con su expresión corporal”, concluye.

Por otra parte, el director del Semillero “Cantoría Salmantina”, de Salamanca, Guanajuato, José Juan González Arredondo, destaca que este taller fue una experiencia invaluable no solo por la retroalimentación con la directora cubana, también por el intercambio creativo con sus colegas Tania Nicté Espíndola Alonso, Vanesa Álvarez Tostado Asenjo, Consuelo Vázquez y Ana María Alatorre Carrasco.

El trabajo vocal fue enriquecedor, así como su visión artística y social que coincide con la que vamos forjando en el día a día en cada uno de los Semilleros creativos, dice González Arredondo.

“Su forma de abordar una cuestión social como es la identidad a través del arte, concretamente en la práctica coral, así como las áreas de oportunidad que surgen en las agrupaciones corales, no solo en lo musical sino en el ámbito social, en las necesidades culturales de las comunidades lejanas de las ciudades; en la importancia de estrechar nuestros vínculos para fortalecer este proyecto que nos ha permitido abrir caminos de convivencia, respeto y aprendizaje entre niñas, niños, adolescentes y adultos de todo el país”, agregó.

A la fecha son más de 300 Semilleros Creativos los que forman parte del programa Cultura Comunitaria; los de danza, teatro, circo, fotografía, literatura, escritura creativa, cine, entre otras disciplinas con presencia en todo el país, son impulsados por la Dirección de Vinculación Cultural y los 111 de música por el Sistema Nacional de Fomento Musical.